Ecuador jugó, el domingo pasado, 10 de junio, su primer partido amistoso y de preparación para la Copa América que se jugará en Estados Unidos. El equipo rival era nada más ni nada menos que Argentina, la campeona del mundial de Qatar y campeona de la última edición de la Copa América, jugado en Brasil.
El debate se inicia no por el planteamiento del equipo, ni de cómo jugaron en la cancha, sino porque asignaron al arquero Galíndez como capitán del equipo. Todos brincaron casi al mismo tiempo como si les hubiesen pasado electricidad alta.
Cuestionaban las razones del porque nombraron al arquero capitán, cuando él es argentino y se nacionalizó ecuatoriano. Los famosos “jugadores históricos” de la selección salieron uno por uno a criticar tal asignación con una vehemencia impresionante.
¿Se le debe negar la capitanía a un jugador nacionalizado solo porque es nacionalizado? Galindez es argentino, eso lo sabemos. El debate estaba en que si se nacionalizó para dejar libre el cupo de extranjero en el campeonato nacional, o porque de verdad sentía los colores de nuestro país.
Me inclino por lo segundo.
La mayoría de jugadores que se terminan nacionalizando, es porque les nace y tienen el sueño de vestir, cuidar y jugar con orgullo la camiseta tricolor. Hay personas que cuestionan esa decisión y es válido, pues solo el jugador sabe sus verdaderos sentimientos y razones para hacerlo. De ahí, a criticar porque le dan la capitanía a un jugador nacionalizado por ser nacionalizado es irracional por donde se lo mire.
Se debe criticar, y de manera constructiva, los fallos en el partido, o al entrenador por alinear jugadores en una posición que no es muy habitual en su juego, o de la reacción tardía de los jugadores en la marcación, defensa, o en búsqueda de encontrar el gol, ataque, o de mantener el balón con nosotros durante el mayor tiempo posible, posesión, pero no criticar solo porque no quieren que un jugador argentino nacionalizado sea capitán.
Ser capitán de una selección es un honor y una responsabilidad, y se lo gana con méritos propios, con el esfuerzo del trabajo arduo en los entre y en los vestidores. No se es capitán solo porque a un sector de ex jugadores históricos y medios de comunicación deportivos no les guste o sí. Ellos opinan, pero al final, los que conviven y el técnico sabrá el porqué lo nombran capitán. Y, nuevamente, es por méritos a ese arduo trabajo en cancha, entrenamiento y vestidores.
Se debe analizar el juego, los fallos, la no comunicación dentro del campo de juego y hablar sobre ello. No si le parece bien o mal que un jugador nacionalizado sea el capitán de campo durante el encuentro.
Ecuador perdió ante Argentina no porque Galíndez haya sido capitán del partido, sino por el mal planteamiento del técnico, la falta de organización y comunicación entre líneas durante el juego. La razón principal de la derrota fue la táctica del equipo, no que un jugador nacionalizado haya sido capitán.
Pero como buenos ecuatorianos que somos, nada nos gusta, nada nos calza y solo nos quejamos porque sí.